Las cosas que enorgullecen

No podía dejar de mencionar el orgullo que sentí al saber de la rápida acción del Consejo de Defensa Municipal (CDM) en Baracoa ante el posible peligro de un tsunami tras el lamentable terremoto que afectó a Haití. La posibilidad de evacuar unas 30 mil personas en alrededor de una hora es una de esas cosas que puede enorgullecer a un cubano.

Claro está, la solidaridad es uno de los valores más intrínsicos del pueblo cubano, más allá de tiempos y revoluciones; pero no cabe duda que la aptitud y la actitud de los organismos cubanos ante estas amenazas es un logro que en ninguna situación futura podríamos desechar. La validez de esto se muestra en cada temporada ciclónica cuando comparas con la gestion que pueden hacer otros paises de la región; y se hace universal cuando recuerdas la indolencia del gobierno estadounidense ante la amenaza de Katrina, o la "festividad" con la que Berlusconni se presentó luego de los terremotos que en fechas aun recientes afectaron la península italiana.

¡Ojo! La gestión cubana no es perfecta y pueden darse muchos puntos de vistas; pero se debe honrar a quien honor merece -como diría Martí- y ver el compromiso y la seriedad con que cada especialista de los centros de diagnóstico, organizaciones de masa, el ejército y la ciudadanía misma asumen estas tareas. Es una realidad que contrasta con el egoísmo y el individualismo que lamentablemente lastra las sociedades contemporáneas, y que -más lamentable- ya se deja ver con cierta fuerza en cubanos y cubanas tanto dentro como fuera del país.

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